Luis Cernuda, Donde habite el olvido
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
El poema
que trabajaremos está escrito por Luis Cernuda, un poeta que perteneció a la
Generación del 27, lo más importante de esa generación era el afán en encontrar
una palabra pura y la mezcla entre la literatura vanguardista y la tradicional.
Este poema pertenece la obra que tiene
el mismo nombre que el poema, Donde habite el olvido. Su obra Donde habite el
olvido se encuentra en la segunda etapa de las cuatro en que se divide su vida,
la juventud. El titulo de esta obra procede de un poema de Bécquer autor que le
sirvió para adentrarse en el mundo de la poesía.
En el
primer párrafo entiendo que habla de la muerte ya que se refiere a él como una
piedra sepultada que podría ser una lápida. Y a continuación, en la segunda
estrofa nos dice que su nombre, el que está escrito en la lápida, dejará que el
cuerpo que designa en brazos de los siglos, ya que esta muerto no puede hacer
nada con el cuerpo y ahí se quedará. Los versos que abarcan la tercera estrofa
nos intentan decir que cuando este muerto ya no sufrirá por amor y desamor,
esto vendría a ser el tormento. En el cuarto párrafo nos explica que llegada la
muerte ya no tendrá que preocuparse de ser dueño o amo de nada ni de nadie, se
le acabaran todas sus preocupaciones. En el penúltimo párrafo podemos ver que
el poeta nos dice que cuando estás muerto ya no existe nada, ni el cielo ni la
tierra y que no hay ni penas ni dolores, solo queda lo bueno de cada persona,
al final, una vez muerto será libre, como un niño que vive despreocupado.
Finalmente en la última estrofa nos dice que el olvido está lejos, yo
interpreto que el olvido solo está una vez muerto.
Este
poema tiene una métrica irregular (que no tiene un orden, ni sigue ninguna
pauta), combina versos heptasílabos, hexasílabos, pentasílabos, octosílabos,
decasílabos, endecasílabos, dodecasílabos, tridecasílabos, alejandrinos,
pentadecasílabos y octodecasílabos. Podemos decir que la rima es asonante.
Las
figuras retóricas que encontramos en este poema son varias, como por ejemplo un
hipérbaton en el primer verso: Donde mi
nombre deje
También
podemos encontrar personificaciones, por ejemplo en el último verso:
Donde habite el
olvido. (El olvido no puede habitar)
Podemos
acabando diciendo que este poema habla al mismo tiempo del amor y de la muerte.
Este poema es claramente de la Generación del 27 ya que no sigue una estructura
tradicional, no tiene una métrica con sentido.
1 comentario:
Hay que practicar el cómputo de sílabas de los versos...Justifica mejor las figuras retóricas. Nota: 8
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