MUSEO DEL PRADO
«¡Ah de la vida!»...
¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
Las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
La Salud y la Edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
Y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; Mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
Soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el Hoy y Mañana y Ayer, junto
Pañales y mortaja, y he quedado
Presentes sucesiones de difunto.
Este poema de
Quevedo trata el tempus fugit, es
decir, la fugacidad i rapidez con la que transcurre la vida. Quevedo se ha dado
cuenta de que se hizo viejo. Inicia el soneto con una pregunta retórica que
permite desarrollar el tema y en las dos últimas estrofas combina el pasado, el
presente y el futuro para intentar mostrar la fugacidad de la vida.
Podemos comparar la poesía
de Quevedo con este cuadro de Goya, Saturno devorando un hijo. Este cuadro
representa el mito clásico en el que Saturno (Dios del tiempo) devora a sus
hijos ya que una profecía decía que un hijo suyo le robaría el trono. Nos viene
a decir que ni el dios mas poderoso puede escapar de su destino. Pero en este
cuadro vemos que Saturno no devora un recién nacido, sino que devora a un
adulto. Quiere decir que nadie escapa de la muerte, su destino.
Quevedo al igual que Goya
nos viene a decir que el tiempo nos devora i no lo podemos evitar.
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