Las Bitácoras de lengua castellana tienen carácter educativo. Significan una ventana abierta de las actividades que se realizan en la asignatura, un modo de aprendizaje de la lengua y la inmersión en las nuevas tecnologías de la información. Por todo esto hemos de procurar UTILIZARLAS DE FORMA CORRECTA Y RESPETUOSA.

Se han de perdonar las faltas ortográficas y otras de expresión. Estamos aprendiendo y, por tanto, podemos equivocarnos. Los profesores van corrigiendo, pero a veces hay tantas publicaciones que no pueden seguir el ritmo de los alumnos.

lunes, 10 de febrero de 2014

TEMA 28 - INTERVENCIONES ENTRE DIONISIO Y MARGARITA

Recoge y comenta las intervenciones que Dionisio hace directamente con Margarita y coméntalas.
El protagonista de esta obra, Dionisio, a lo largo de la obra mantiene varias conversas telefónicas con la hija de don Sacramento, llamada Margarita y con la cual contraerá matrimonio en unas horas. Es el único personaje que no aparece en escena, solo la conocemos por las conversas que reflejan una relación superficial y vacía. A todo esto, añadimos que aparte de no entrar en escena, tampoco se la “oye” hablar, las conversas que mantiene con su futuro marido, las podemos intuir de mano de las respuestas que le da Dionisio. Esto lo veremos claramente con los fragmentos de ejemplificación cortos y/o los propiamente copiados del texto que son más extensos a continuación.
La primera de ellas tiene lugar en el primer acto, y sucede poco después de que Dionisio llegue al modesto hotel de don Rosario y se pruebe los tres sombreros de copa que tiene, mostrándoselos al amable de don Rosario y es en ese momento cuando recuerda que dejó enfadada a Margarita.
DON ROSARIO – (Por una sombrera.) ¿Y qué lleva usted aquí don Dionisio?
DIONISIO – Un sombrero de copa, para la boda. (Lo saca.) Este me lo ha regalado mi suegro hoy. Es suyo. De cuando era alcalde. Y yo tengo otros dos que me he comprado. (Los saca.) Mírelos usted. Son muy bonitos. Sobre todo se ve enseguida que son de copa, que es lo que hace falta… Pero no me sienta bien ninguno… (Se los va probando ante el espejo.) Fíjese. Este me está chico… Este me hace una cabeza muy grande… Y éste dice mi novia que me hace cara de salamandra.
DON ROSARIO – Per ¿de salamandra española o de salamandra extranjera?
DIONISIO – Ella sólo me ha dicho que de salamandra. Por cierto… que, con este motivo, la dejé enfadada… Es tan inocente… ¿El teléfono funciona? Voy a ver si se le ha pasado el enfado… Se llevará una alegría…

Según lo que nos dice la obra, más o menos hacia las once de la noche:
DON ROSARIO – A lo mejor ya se han acostado. Ya es tarde.
DIONISIO – No creo. Aún no son las once. […]

En la página 72, encontramos la primera conversación telefónica. La vemos a continuación:

DIONISIO - ¡Bichito mío! Soy yo. Sí. Te llamo desde el hotel… Tengo teléfono en mi mismo cuarto… Sí. Caperucita Encarnada… No… Nada… Para que veas que me acuerdo de ti… Oye, no voy a llevar el sombrero que me hace cara de chubesqui… Fue una broma… Yo no hago más que lo que tú me mandes… Sí, amor mío… (Pausa.) Sí, amor mío… (De repente, encoge una pierna, tapa con la mano el micrófono y da un pequeño grito.) Don Rosario… ¿En esta habitación hay pulgas?
DON ROSARIO – No sé, hijo mío…
DIONISIO – (Al aparato.) Sí, amor mío. (Vuelve a tapar el micrófono.) ¿Su papá, cuando murió, no le dejó dicho nada de que en esta habitación hubiese pulgas? (Al aparato.) Sí, amor mío…
DON ROSARIO – Realmente, creo que me dejó dicho que había una…
DIONISIO – (Que sigue rascándose una pantorrilla contra otra, desesperado.) Pues me está devorando una pantorrilla… Haga el favor, don Rosario, rásqueme usted… (DON ROSARIO le rasca.) No; más abajo. (Al aparato.) Sí, amor mío… (Tapa.) ¡Más arriba! Espere… Tenga esto.
(Le da el auricular a DON ROSARIO, que se lo pone al oído, mientras DIONISIO se busca la pulga, muy nervioso.)
DON ROSARIO – (Escucha por el aparato, en donde se supone que la novia sigue hablando, y toma una expresión dulcísima.) Sí, amor mío… (Muy tierno.) Sí, amor mío…
DIONISIO – (Que, por fin, mató la pulga.) Ya está. Déme… (DON ROSARIO le da el auricular.) Sí… Yo también dormiré tu retrato debajo de la almohada… Si te desvelas, llámame tú después. (Rascándose otra vez.) Adiós, bichito mío. (Cuelga.)

Bien, después de leer el fragmento en el cual se desarrolla la primera conversa telefónica, vemos muy claro lo que hemos comentado anteriormente de que Margarita no aparece en escena, ni siquiera sabemos qué es lo que le dice a su novio, solo podemos intuirlo dadas las respuestas de este. En primer lugar, destacamos los apodos ridículos que Dionisio le pone a Margarita, que vienen siendo <<bichito mío>> y <<caperucita encarnada>> (destacados en color amarillo). Tenemos que destacar la inutilidad de esta conversa, que es puramente para cumplir, podríamos decir que no es nada sincera; lo vemos claramente cuando al protagonista deja de importarle el enfado de su futura esposa porque le pica la pierna a causa de una pulga y que, unos segundos más tardes, le pasa el auricular del teléfono con el cual está manteniendo una conversación con la que se supone que es la mujer de su vida a don Rosario y este copia lo que hacía su cliente, afirmar con un <<sí, amor mío…>> como quién le da la razón a un tonto.
Mihura, el autor de esta obra, sabe muy bien lo que se hace; reduce lo trascendente o melodramático a lo irrisorio. La aparición de la pulga, la utilización de Rosario en la conversación y lo estereotipado de ésta, revelan el falso ternurismo y la boda absurda, que queda evidenciado a través de la situación teatral. (Esta última información ha sido extraída del libro).
La segunda conversación telefónica entre el futuro matrimonio también se desarrolla en el primer acto, pero esta vez don Rosario ha sido sustituido por unos clientes de la habitación de al lado, bailarines de una compañía que mañana debutarán con su espectáculo y son Buby, un negro y Paula. Lo vemos a continuación:
BUBY – No. (Y suena el timbre del teléfono.) ¿Un timbre?
PAULA – Sí. Es un timbre.
DIONISIO – (Desconcertado.) Debe de ser visita.
BUBY – No. Es aquí dentro. Es el teléfono.
DIONISIO – (Disimulando, porque él sabe que es su novia.) ¿El teléfono?
PAULA – Sí.
DIONISIO - ¡Qué raro! Debe de ser algún niño que está jugando y por eso suena…
PAULA – Mire usted quién es.
DIONISIO – No. Vamos a hacerle rabiar.
PAULA - ¿Quiere usted que mire yo?
DIONISIO – No. No se moleste. Yo lo veré. (Mira por el auricular.) No se ve a nadie.
PAULA – Hable usted.
DIONISIO - ¡Ah! Es verdad. (Habla fingiendo la voz.) ¡No! ¡No!
(Y cuelga)

El fragmento teatral, continúa de manera que Paula pregunta quién ha llamado y Dionisio le engaña diciéndole que un pobre que quería diez céntimos y al que él mismo le ha dicho que no.
En este momento vemos lo irónica que es esta relación, ya que podemos fijarnos en que en dos situaciones, a Dionisio le ha importado bien poco lo que tiene Margarita a contarle. Además, Dionisio debe sentirse avergonzado, ya que si no,  no podemos explicarnos el porqué de ocultar que su futura esposa le está llamando a dos desconocidos, ya que hace minutos que los ha visto por primera vez en su vida. Pero tal y como hemos visto, ha estado engañando sobre toda su vida, como por ejemplo diciendo que es un artista, que es malabarista.
Es con Fanny con quien enmarcamos no la tercera conversación sino la tercera llamada telefónica, es decir, no hay un contacto directo.
FANNY – Eso es verdad… (Suena el timbre del teléfono.) ¿Un timbre? ¿El teléfono?
DIONISIO – Sí. Es un pobre…
DANNY - ¿Un pobre? ¿Y cómo se llama?
DIONISIO – Nada. Los pobres no se llaman nada…
FANNY – Pero ¿y qué quiere?
DIONISIO – Quiere que yo le dé pan. Pero yo no tengo pan, y por eso no puedo dárselo… ¿Usted tiene pan?
FANNY – Voy a ver… (Mira en su bolso.) No. Hoy no tengo pan.
DIONISIO – Pues entonces, ¡anda y que se fastidie!
FANNY - ¿Quiere usted que le diga que Dios le ampare?
DIONISIO – No. No se moleste. Yo se lo diré. (Con voz fuerte, desde la cama.) ¡Dios le ampare!
FANNY - ¿Le habrá oído?
DIONISIO – Sí. Los pobres estos lo oyen todo.

Tal y como podemos ver, esta vez Dionisio ni se molesta a coger el auricular, cosa que es un acto que desprecia totalmente a Margarita, quien está insistiendo en las llamadas y debe estar preocupada. Más desprecio significaría si nos planteamos de que cabe la posibilidad de que el autor nos quiera hacer una comparación de su mujer con un pobre al cual le atribuye características nefastas; dice que se fastidie, la manera de la cual habla de él es como poniéndolo en una posición inferior a él, etc.
Y ya, finalizando el primer acto, hay una última llamada.
(Y muy de puntillas, se va por la puerta del foro y cierra la puerta. Pero ahora suena el timbre del teléfono. DIONISIO se levanta corriendo y va hacia él.)
DIONISIO - ¡Es Margarita…!
(Per la puerta de la izquierda se abre nuevamente, y PAULA se asoma, quedándose junto al quicio. DIONISIO ya abandona su ida al teléfono.)

En esta ocasión, el protagonista está rozando el punto de contestar la llamada, pero interrumpido por la llegada de la vecina de habitación, Paula, se queda en el intento. Una vez más, demuestra que lo está ocultando.

Antes de darse por finalizado el segundo acto, después de que Paula caiga desmayada en el suelo a causa de un golpe en la nuca, empieza a sonar el timbre del teléfono otra vez.

DIONISIO - ¿Qué es esto? ¿Qué es esto, Dios mío ¡No es posible!... (y, de pronto, suena el timbre del teléfono. DIONISIO toma el auricular y habla.) ¿Eh? ¿Quién? Sí. Soy yo, Dionisio… No, no me ha pasado nada. Estoy bien. ¿Te has asustado porque no contesté cuando llamaste? ¡Oh, no! ¡Me dolía mucho la cabeza y salí! Salí a la calle a respirar el aire. Sí. Por eso no podía contestar cuando llamabas… ¿Qué dices? ¿Eh? ¿Qué viene tu padre? ¿A qué? ¡Pero si no pasa nada! ¡Es estúpido que le hayas hecho venir!... No ocurre nada… No pasa nada… (Y llaman a la puerta del foro.) ¡Ah! (Al teléfono.) Han llamado a la puerta… Sí… debe de ser tu padre… Sí…
(Al ir, nerviosamente, hacia la puerta, tira del auricular y rompe el cordón. Intenta arreglarlo. No puede. Se desconcierta aún más.)
Bien, Dionisio, desprecia a su mujer una vez más engañándola del todo, nada de lo que ha dicho es cierto. Vemos pues, que está ocultando constantemente la verdad, a todo el mundo. Quizás en este caso, era una mentira pícara, porque explicar a su futura mujer, el día antes de la boda, a altar horas de la madrugada que estaba en la cama con una mujer recién conocida, no es lo más adecuado…

Para finalizar, podemos extraer como conclusión que Dionisio tiene mucho miedo a lo que puedan pensar sobre él, es decir, la reputación.

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