Un día se propuso cambiar su pueblo, pero como sabía que desde fuera no lo podría conseguir, decidió unirse al equipo de fútbol de la mafia. Y tras largos años de sufrimiento, dolor y esfuerzo, logró ascender a lo más alto de este mundillo.
Cuando se alzó con la gloria, no renunció a sus principios, y dio a conocer la situación, que como muchos otros poblados del tercer mundo, tenía la gente de estos lugares. Pero, en cuando se enteraron de lo sucedido, ordenaron matarlo. Nunca se supo nada más de Eufemiano.
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